Leves voces se oían por el pasillo...
Susurros en la penumbra...
Nunca debí entrar en ese castillo...cuanto me arrepiento...o si...
Chirridos punzantes en mi cabeza cual metal rallando roca, plegarias y rezos féminos retumbaban en mis oídos...
Como poder apartar la mirada de aquellos recovecos tan siniestros sin tan siquiera imaginar cuan atrocidades habrían presenciado...
Mi mente no paraba de imaginar las torturas mas macabras que podían haberse cometido entre esas paredes, y mientras tanto, mi cuerpo tembloroso buscaba agonizante el perfecto escondite para esa noche de caza, destrucción y sangre; sangre que corría a borbotones por mi magullado cuerpo...pero eso no me importaba. Necesitaba huir de aquel espantoso ser...
[...]
El silencio se hizo, todo parecía calmado, más no podía evitar tener la sensación de que algo oscuro se aproximaba...
De pronto la puerta se abrió y con el mayor temple que jamás hubiera podido imaginar poseer, observe aquella macabra escena...
Mi amada Elisea...en brazos de aquel repugnante infeliz, que no satisfecho con haber destrozado mi aldea, tuvo que ir en busca de ella.
La soltó y acto seguido salió de la habitación. Agudizando mis sentidos pude oír como esos pasos pesados se retiraban en el silencio. No dude un instante en acercarme a su cuerpo.
Estaba intacto. Ningún rasguño por su suave y piel de porcelana se apreciaba,su larga cabellera esparcida sobre el frio suelo...su cara sin expresión alguna, con la mirada perdida...
-Mi amada Elisea...mi amor, ¿que te han hecho?- dije mientras acaricia su tibia tez.
No pude evitar derrumbarme...
Lágrimas de dolor corrían por mi rostro...note mi cuerpo tenso...sediento de venganza...
Ya no tenía nada que perder. Mi vida entera se había esfumado, me la habían arrebatado...
Me quedé observando su cuerpo inmóvil...cabizbajo y maldiciendo a ese hijo de puta causante de todo esto...
[...]
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